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El Júcar no es un Supermercado

La contaminación de los ríos manchegos es un problema evidente, sobre todo cuando su cauce cruza algún núcleo urbano importante. A lo largo de la historia los humanos hemos usado los ríos como cloacas, en sus aguas vertimos nuestros desperdicios con el fin de sacarlos de nuestra casa y que se conviertan en problema de otro.


Esto es un hecho que ha pasado siempre, sobre todo en la edad media, cuando apenas existía una conciencia ambiental. Me viene a la cabeza un documental del Canal Odisea “Cómo la cerveza salvó al mundo”, en que se explica cómo gracias al consumo de cerveza, gran parte de la población de las ciudades sobrevivió, debido a que al ser el agua hervida, se eliminan las bacterias. Al contrario de los que bebían agua directamente del río que enfermaban.

Río Júcar a su paso por el puente de San Antón; Foto propia


Era normal que en el siglo XIII la gente muriera por beber agua del río, debido al mal estado de esta. Los ríos han sido siempre fuente de vida, pero del mismo modo es un medio para difundir microorganismos y enfermedades como el cólera. En una época en la que el medio ambiente no importaba podía ser entendible.


Por suerte las condiciones de los ríos han mejorado, bueno en algunos casos, pues no podemos olvidar al Tajo. Aun así hay pocos ríos españoles que se libren de la contaminación y mucho menos que de la acción humana.

Es triste pero no hay más que darse una vuelta junto al cauce para observar la cantidad de residuos que habitan en el agua y fondo de los ríos. Hace apenas unos días me dispuse a tomar unas fotos del río Júcar a su paso por la ciudad de Cuenca. Mi objetivo era fotografiar el cauce para poder apreciar la falta de agua ocasionada por la sequía. Mi sorpresa fue rotunda, cuando vi como en el fondo habitaban carritos de la compra.


El bajo nivel de las aguas no solo deja entrever las señas de tiempos mejores, también descubre un manto de lodo de colores verdes y azulados, al mismo tiempo que toda la suciedad que maquillan las aguas.


Carrito de la Compra sumergido bajo la pasarela del Sargal; Foto propia

No me quejó de que haya un carrito en el fondo, que de por sí es preocupante, me quejo de que en solo unos 200 metros de lecho coexistan por lo menos 4. Tampoco es que sean recientes o no se aprecien. Un par de estos carritos están totalmente tapados por lodo, y eso es algo que no se hace consigue a de un día para otro. Lo triste de esta historia es que si en apenas unos metros hay cuatro a simple vista, imaginar las suciedad que puede albergar el fondo.


Las consecuencias de esta contaminación ya son papables, pues no he sido capaz de ver peces en sus aguas, en un lugar como el “Recreo Peral” donde hace apenas dos años se apreciaban fácilmente truchas, hoy no hay nada. Tan solo he podido ver la fauna terrestre, que si no le queda otra se debe alimentar de nuestros desechos.

No echo la culpa de la falta de peces a los conquenses, que su parte tendrán, pero es irónico encontrarse con estas situaciones.


Parece que de poco ha servido la recogida de basura que se llevó a cabo el 31 de Octubre. Gracias a una treintena de voluntarios organizados por Ecologistas en acción, los ríos Júcar y Moscas se libraron de unos 400 kilos de desechos. Esta acción que duró cerca de unas 4 horas tuvo como objetivo llamar la atención del Alcalde y solicitar una entrevista para contribuir así a un mejor mantenimiento del río.


Con esto no culpo al consistorio de no hacer las cosas bien, con esto quiero llamar a la conciencia y al civismo. No se puede consentir que el río que baña tu ciudad sea un estercolero y no puedas aprovecharlo para pasear y relajarte. No solo por la salud de las aguas, también por la de los propios ciudadanos.


Lodos en el lecho del Júcar; Foto propia


Con mis propios ojos he visto a chavales saltar al agua desde la pasarela del Sargal, y caer a unos metros de dichos carritos. Si uno de estos chavales se golpea con la estructura metálica puede resultar fatal, imaginar el daño que esa caída puede causar. Por desgracia cuando esto ocurra, será el momento en el que se comiencen a tomar medidas.


Por ello, por la salud del río y de todos los que lo disfrutamos es necesario crear conciencia. Esperemos que el disfrute del río dure, aunque de seguir así en unos años tendremos un Júcar de adorno, que ni siquiera podremos enseñar porque nos dará vergüenza verlo.


Galería "Un paseo por el Júcar":



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