Alejandro Cano: “Si un río no lo puedes usar para el baño, imagínate para otras cosas”
La situación del río apenas ha cambiado desde los años 70 y no hay precedentes que indiquen lo contrario, para conocer un poco mejor cuál es la salud del Tajo y quienes son los responsables de su situación, hemos hablado con Alejandro Cano, presidente de la Plataforma en Defensa del Tajo de Toledo, organización que lucha por recuperar el buen estado de las aguas y con ello recuperar el ecosistema que les ha sido arrebatado.
Alejandro es un hombre cercano, un prejubilado que ama con locura su tierra y sus recursos, muestra de ello es su vasto conocimiento del entorno y sus respuestas incansables, tanto es su saber que apenas nos deja hablar. Responde nuestras preguntas haciendo un dominio fascinante del tema, explicándonos los problemas de manera completa, sin dejar un resquicio de duda ni cabos sueltos.
P: Hola Alejandro, antes de nada nos gustaría que nos contases un poco a cerca de la Plataforma ¿Cuándo nació y qué objetivos tiene?
A: Hola, buenos días.
Pues la Plataforma nació en 2009, y nació con el fin de visibilizar el problema del río Tajo. Ya en los años 70, comenzaron a venir espumas y peces muertos, pero los problemas se taparon alegando que no había tiempo, no dijeron que era más importante entrar en la democracia.
Hubo varias asociaciones que intentaron das visibilidad al problema, pero debido a que eran ignoradas por las instituciones acabaron desapareciendo.
Nuestra suerte fue que a partir de 2009, comenzó a crecer una conciencia en toda la cuenca del río que demandaba una gestión más racional, y eso es lo que estamos desarrollando unca concienciación por parte de la ciudadanos, porque río es nuestro patrimonio, hay que protegerlo, y porque es una fuente de recursos de la que nos abastecemos.
Intentamos concienciar al ciudadano a través de instituciones que son referentes para los toledanos, hemos hecho actividades con la Escuela de Artes, con la Real Fundación de Toledo, o el ateneo…
Queremos que cada vez sea más gente y ampliarnos a otras instituciones.
Sería bonito ver el Tajo de los años 60, permitía aprovechar la pesca que ahora mismo no existe, también te permite realizar actividades lúdicas que amplíen la oferta turística. En fin que la gente se dé cuenta de estas oportunidades es la misión que tenemos.
P: Este problema no surge de un día para otro, ¿cómo se ha llegado a esta situación?
A: Desde hace más de 45 años, el Tajo está convertido en una cloaca, todo como consecuencia de la contaminación que arrastran de los ríos de Madrid. Estos ríos se utilizan como desagües, acaban en el Jarama, y el Jarama en el Tajo.
Debido a que el Tajo en la desembocadura del Jarama apenas llega agua no se permite que el río de forma natural disuelva la contaminación. Unos 35,45 metros cúbicos por segundo de agua contaminada que lleva el Jarama, frente a 6 m³/s que trae el Tajo.
La contaminación de Madrid, unida al Trasvase hace que ambos problemas se agraven. Esta es la situación desde finales de los 70, de hecho en el 72 se prohibió el baño en Toledo. Si un río no lo puedes usar para el baño, imagínate para otras cosas.
Unión del Jarama con el Tajo; Foto de Google maps
P: A parte de los madrileños, tiene que haber unos responsables directos, ¿quiénes son los malos de esta historia?
A: La responsabilidad de esto es de la gestión, en este caso del ministerio de turno (Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente), a través de las confederaciones hidrográficas. Lo que ocurre es que la gestión de las confederaciones son gestiones orientadas las demandas de todos los implicados, a base de obras, infraestructuras y embalses.
Por ello no es una política pensada en los ríos tal y como la ley les encomendó, está orientada a satisfacer las demandas. A llegar agua donde no hay y poco más. Y esto repercute en la salud de nuestros ríos.
Las políticas de aguas que necesita España en general es una política de saneamiento de los ríos. Esto lo dice la directiva Europa, entonces España lo que está haciendo es borrar esa norma. De hecho la Unión Europea ya nos dio un tirón de orejas.
A partir de ahí se han hecho modificaciones en la legislación española para responder a esa directiva pero nos cuesta mucho.
Un ejemplo es que la Confederación hidrográfica no ha establecido caudales ecológicos en puntos como Santos y Valverdejo, los han puesto a dedo, y por tanto no están aplicando correctamente esta directiva.
Hemos recibido una visita de los parlamentarios europeos para ver la situación del Tajo, y se han dado cuenta de que la gestión de estos ríos no se ajusta a la ordenanza. Puede que se ajuste de manera formal en el papel, pero los objetivos perseguidos no se están cumpliendo.
P: Hemos visto en varios documentales como el que hizo RTVE hace unas semanas que el río está plagado de algas debido a los nitratos que se vierten, ¿Qué tipos de contaminantes llevan sus aguas?
A: Los contaminantes del río son numerosísimos, hay un estudio por parte de un proyecto europeo presentado en diciembre de 2015 en el que participó el rio Tajo. Se midieron los elementos que transportan las aguas, concretamente se hizo en un meandro de aquí en Toledo.
Se detectaron más de 3.000 sustancias diferentes, desde medicamentos hasta síntesis de drogas de diseño, aparte de lo que se espera encontrar como son nitratos y fertilizantes.
Es dantesca la situación de elementos contaminantes que arrastra. Y esto conlleva que sus aguas no se pueden utilizar.
Espumas en las agua del Tajo a la altura de Toledo; foto de atletismo toledano
P: Si un río tan grande como el Tajo no se puede aprovechar, tiene que tener un impacto muy importante en la región, ¿cómo está afectando a la zona?
A: Es curioso, en muchos sitios se riega con agua del Tajo que no es apta, el problema es que no hay ninguna administración que dé permiso para regar, ni que te diga si esa agua es apta o no.
Nosotros hemos ido a la administración a preguntar, y nadie nos ha contestado, todos alegan que no es responsabilidad de ellos. No existe un nivel de calidad establecido que determine si el agua es válida para regar o no. Se riega con los que viene, de hecho muchas de las grandes extensiones de regadío de Toledo y la Comunidad de Madrid, se riegan con esta agua del Tajo.
Puedo contar la anécdota de un agricultor que tenía una extensión de guisantes, y la tenía apalabrada con una empresa de congelados. Y sin embargo unos días antes de comenzar la cosecha, tomaron muestras de esos guisantes. Resulta que se encontraron con que tenía una bacteria de E-coli (residuo fecal). Entonces esta empresa rescindió el contrato y dijo que no quería saber nada. Lo que tuvo como consecuencia la pérdida de la producción para el agricultor.
El problemas es que claro esto no lo sabes hasta que no se analiza la producción.
P: Viendo el mal estado del río y lo negra que se pone la situación, ¿sería posible recuperar algún día el Tajo?
A: Sí, claro que sí, y es relativamente fácil.
La solución comienza por hacer un análisis del problema. El escollo más importante es que es que no se reconoce el problema como tal. La contaminación de Madrid y la falta de agua debida al trasvase, y eso no se reconoce como problema, es algo que está ahí y se evita.
El plan de Cuenca no contempla el trasvase como problema, lo han sacado de competencias de la hidrográfica para establecerlo en la ley ambiental y etiquetarlo de carácter general. En el caso de la contaminación se puede eliminar por procesos y porque está legislado así, habría que ser más celosos respecto al control de estos procesos.
Según los técnicos, solo con que el 1% de las aguas de Madrid vengan sin depurar, dan explicación a como baja el rio. Esto es mucha carga contaminante para un rio con tal poco caudal.
Esto se solucionaría con inspecciones más profundas y con depuradoras eficientes. Pues son necesarias depuradoras de última generación ya estas son las únicas que limpian las aguas de todos los vertidos.
Hay que reconocer los problemas y abordarlos con políticas de depuración, y dar marcha a tras a ciertas cosas, como los permisos de vertidos, pues aunque sean legales, también contaminan en río.
Basuras en el río Tajo; foto de Elvira Nimmee